SECCIÓN LITERARIA

UN ENANO EN MI JARDÍN

Desde el comienzo de mi infancia, hasta hoy en día. recuerdo la obsesión de mi madre por su jardín; su entusiasmo por cuidarlo y mantenerlo vivo y constantemente colorido. Al pasar el tiempo, el jardín había tomado más color. Era radiante y sorprendía con su belleza a todo aquel que pasaba y le daba una ojeada. Pero eso no llamaba mi atención. lo que me atraía era un enano que sobresalía de entre las plantas. Su imagen siempre inmóvil y escalofriante. Su mirada era fija y a su vez parecía que  seguía mis pasos. En los días de lluvia solía sentarme en la ventana y mirarlo fijamente.


- ¿Y si fuese de verdad?, ¿y si tiene frío? ¿y si no le gustara la lluvia?-pensaba. Eso me generaba dudas, tan sombrías e inmóviles, como si tuvieran otra vida y sus cuerpos quedaran inertes en el jardín.
   Comencé a involucrarme más con su estética y notaba como el cambio climático deterioraba su ropa. Petrificada y colorida, su sombrerito rojo se volvía rosa. Su remerita verde y pantaloncitos azules, tenían colores tan claros que deslucían su esplendor. Mi madre cada 3 meses los pintaba y volvían a relucir. Lo que llamó mi atención era que el color de sus pies se deterioraba más rápido. Llegué a la conclusión de que podía caminar, y si caminaba solo, tenía vida. Me despertó mucha curiosidad y a su vez me sentía aterrada, entraría en un mundo desconocido. ¿me estaría volviendo demente?. me preguntaba -¿es normal pensar que un enano tiene vida?. Aunque por mi mente pasaban miles de preguntas, seguía con la curiosidad de explorar su mundo, si es que tenía uno.


Una noche junté valor  comencé a espiarlo. Pasé noches  en velas esperando un mínimo movimiento, alguna señal de su posible vida. En la mañana, marcaba el lugar donde se mantenía fijo y controlaba si continuaba en su lugar al día siguiente. Creí que estaba perdiendo la cordura, me sentía frustrada a punto de cesar de la idea cuando decidí dejar de espiarlo.  Tomé una manta una noche  y me senté junto a él en el jardín. Comencé a interrogarlo aunque dentro mío sabía que era imposible que contestara. Coloqué mis ojos en los suyos y buscaba una pequeña muestra de vida. El sueño venía a mí y cada parpadeo se hacía mas pesado hasta que no conseguí mantener la guardia y recostado a su lado me dormí.


Aunque parezca extraño para un sueño lo siguiente no lo es. Desperté en un lugar maravilloso que no era mi jardín. Yo también creí que era un sueño ya que era imposible de creer. Un lugar hermoso extraído de un cuento de hadas donde me sentía fuera de lugar por ser  humano, colorido y lleno de vida. Las plantas con frutos y flores  como todo lo contemplado en ese lugar eran tan hermoso que se podría decir que era indescriptible. En ese momento comprendí que era su trabajo y todos los enanos de jardín vivían para eso. Mantenían la naturaleza y eran los guardianes del jardín.
En eso se acerca el enano y me corrigió:

-Soy un GNOMO. 



Me contestó todas mis dudas y más. Confesó que mi persistencia y mi afán por descubrir su mundo lo llevó a dejarme entrar en él. Supuse que después de contestar mis dudas me llevaría a casa y sería un amigo de por vida. Supuse mal. Comprendí entonces el dicho popular: "La curiosidad mató al gato". Mi curiosidad me llevó a entrar en un mundo desconocido, pero sin retorno. En consecuencia quedé encerrada en ese mundo maravilloso. Sin embargo yo no era un gnomo osea que no servía como guardián. 


En síntesis quedé atrapada, atrapada y sin salida viviendo como mortal en un lugar lejos de casa pues no puedo poner en peligro el secreto mejor guardado del mundo....

Autores: Estigarribia Natalia; Muñoz Osvaldo y Guerrieri Analía (alumnos de 1º 3º T.M.)

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